PROFECÍA, DESCONFIANZA Y DESARROLLO: LA RELIGIÓN Y LA EPIDEMIA DEL ÉBOLA DE 2014-15 EN SIERRA LEONA

Por Ben Walker

Cynthia Goldsmith Esta micrografia electronica de transmision coloreada (siglas en inlges TEM) desvelo parte de la morfologia ultraestructural mostrada por un virion del virus del Ebola. Ver PHIL 1832 para una version en blanco y negro de esta imagen. ?Donde se encuentra el virus del Ebola en la naturaleza?

Una noche de junio de 2015 en Freetown, Sierra Leona, el profeta ghanés Daniel Amoateng se dirigió a una multitud que lloraba, alababa y gritaba que no habría más Ébola. Respaldado por el sonido de un teclado eléctrico, el ruido se convirtió en un estruendo con llamadas, respuestas y vítores mientras Amoateng proclamaba una y otra vez que la enfermedad no debía “tocar a nadie”. Aparte de la profecía, Amoateng donó becas a los huérfanos afectados por el Ébola y, por sus esfuerzos, recibió el Premio Humanitario de Logros de Ghana y el Reino Unido (Ghana UK-based Achievement Humanitarian Award) (GUBA por sus siglas en inglés) de 2015.

El origen exacto, la ubicación y el hábitat natural (conocido como “reserva natural”) del virus del Ébola siguen siendo desconocidos. Sin embargo, sobre la base de las pruebas disponibles y la naturaleza de virus similares, los investigadores creen que el virus es zoonótico (de origen animal) y que normalmente se mantiene en un animal huésped nativo del continente africano. Es probable que un huésped similar esté asociado con el Ebola-Reston, que se aisló de monos cynomolgus infectados que se importaron a los Estados Unidos e Italia desde Filipinas. No se sabe que el virus sea nativo de otros continentes, tal como América del Norte.

Explica que uno de sus principales objetivos es que los africanos se conviertan en filántropos:

En África no sabemos cómo apoyar a los nuestros. Siempre tenemos que recurrir a las Naciones Unidas, al Fondo de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que nos apoyen. Mi objetivo es asegurar que los africanos aprendan a apoyar a los suyos y que paulatinamente lleguen a ser filántropos.

Entre la letanía de misiones para salvar al país del brote, la de Amoateng fue probablemente una de las mejor recibidas. Por el contrario, no es un secreto que el miedo y la desconfianza acogieron muchos de los intentos del gobierno y la ayuda internacional para controlar la propagación del Ébola. La mala comprensión del contexto religioso y cultural, en particular la ignorancia sobre el significado de las prácticas de entierro musulmanas, han sido culpadas de las dificultades para contener la enfermedad. Como respuesta, Katherine Marshall y Sally Smith han afirmado que:

Las comunidades religiosas, omnipresentes en África, pueden ser parte de la solución si se las incluye como asociados de pleno derecho, haciendo uso de sus poderosas redes de comunicaciones y sus conocimientos locales. Los gobiernos interesados y los asociados internacionales deberían reflejar la evaluación de la forma en que los recursos de las comunidades religiosas fueron, y no fueron, utilizados.

Esto concuerda con el reciente informe del Grupo Parlamentario de Todos los Partidos (All-Party Parliamentary Group) (siglas en inglés APPG) presentado en la Cámara de los Lores en marzo. El informe mostró que cuando los grupos religiosos se unieron y alabaron los mensajes de higiene, cuando los jóvenes fueron de puerta en puerta fomentando las buenas prácticas de salud, y cuando los grupos de mujeres pudieron ser activos como cuidadores y facilitadores de salud, se hizo más fácil detener la marcha desenfrenada del Ébola. En la conclusión hay más comentarios al respecto:

La principal conclusión del informe es que los esfuerzos por frenar el brote de Ébola en el África occidental fueron más eficaces cuando los dirigentes locales de las comunidades afectadas dirigieron la demanda de asistencia a sus gobiernos y a los organismos internacionales y desempeñaron un papel de liderazgo esencial en la gestión de esa asistencia.

El Gobierno (de Reino Unido) debería aprovechar sus relaciones con los grupos de la diáspora en Reino Unido, haciéndolos participar en la planificación de programas y elaboración de políticas.

Fui investigador del informe, junto con el grupo de reflexión Polygeia, y estoy de acuerdo con sus conclusiones, pero empezar a elogiar tales opciones es solo un comienzo. Alguien como Daniel Amoateng, que es el responsable de la agencia africana en el trabajo filantrópico, seguramente sería un embajador perfecto para estas iniciativas de desarrollo de la diáspora. Amoateng tiene estrechos vínculos con Gran Bretaña (donde estudió su licenciatura en Ingeniería Civil y su maestría en Gestión de la Construcción, así como donde sus ministerios tienen un Centro de Oración), también tiene aparentemente éxito en los negocios (con su aplicación de turismo en Ghana), y es amado por muchas congregaciones cristianas en África occidental. Sin embargo, la fe y el desarrollo, en Gran Bretaña y África occidental, tienen relaciones mucho más prolongadas y complicadas de lo que nuestro Informe pueda explorar. ¿Se sentiría cómoda la administración pública del Reino Unido apoyando financieramente o elaborando estrategias con un profeta ghanés en una situación similar a la del brote del Ébola? Probablemente no. Sin embargo, es con Amoateng con quien esas congregaciones en Sierra Leona estaban bailando con la esperanza de salvación, cuando el Ébola parecía ser incesantemente horrible.

Después de la guerra civil, se ha dado una gran importancia a la confianza en Sierra Leona. Para que los organismos e instituciones de ayuda se pongan en contacto con los dirigentes religiosos, que suelen ser los miembros de mayor confianza de las comunidades, tenemos que hacer frente a su complejidad histórica, dónde encajan en la historia de la misión y el colonialismo, y cuán diferentes pueden ser de nuestras concepciones sobre cómo se alinean la religión y la caridad. Aunque el informe del APPG muestra lo bien que los musulmanes y los cristianos pudieron cooperar en la lucha contra el Ébola (se habían unido para ayudar a poner fin a la guerra civil también – véase aquí), hay pocas pruebas que indiquen una relación fluida con el gobierno. De hecho, las relaciones entre la sociedad civil y el Estado pueden ser muy tensas. En los primeros días de la epidemia surgieron en Sierra Leona rumores que sugerían que existía una complicidad gubernamental en el Ébola, porque los políticos en ejercicio deseaban despoblar los bastiones de los grupos de oposición. Además, en un contexto contrastado, la Christian Health Association of Sierra Leone (CHASL por sus siglas en inglés) escribió sobre su gratitud a una fundación de ayuda americana por intervenir cuando el gobierno no ayudaba:

Sólo sentí que debía escribir para hacerte saber el impacto que el Brother’s Brother ha tenido en el cuidado de la salud en Sierra Leona. Los hospitales del gobierno y los hospitales religiosos están muy separados. El gobierno no colabora con los hospitales religiosos aunque compartamos cualquier excedente que podamos tener con ellos. Durante la crisis del Ébola, los millones de dólares y los contenedores de suministros que se enviaron al gobierno nunca llegaron a los hospitales religiosos. Y aún así cuidamos a un tercio de la población del país. Si no hubiera sido por el fantástico esfuerzo del Brother’s Brother de encontrar y enviar jabón, cloro y equipo de protección, nuestros hospitales habrían tenido que cerrar. Al principio, perdimos muchas enfermeras en las provincias del sur por el Ébola. Comprobamos que como las batas y los guantes eran tan caros, los llevaban puestos, pero los entregaban al siguiente turno para que los usaran. Les enseñamos a usar correctamente el equipo de protección y con su ayuda les enviamos los suministros que necesitaban. No hubo más muertes de enfermeras en nuestras instituciones. También perdimos a dos de nuestros médicos en los primeros días. El primero, de España, se infectó muy pronto antes de que se comprendiera la enfermedad, y el segundo se infectó en el Hospital Connaugt, un hospital del gobierno donde estaba pluriempleado. Ninguno de nuestros otros médicos fue infectado en nuestras instituciones y creemos que es en gran parte debido al esfuerzo de Brother’s Brother y del envío de suministros.

En general, el paisaje religioso de Sierra Leona es muy complejo y su relación con el Estado es muy variada. Es fundamental que se comprenda bien el contexto de los actores involucrados para que los organismos de ayuda exterior sean socios exitosos de las comunidades religiosas (véase Conteh, 2011 y O’Brien & Rashid, 2013). El trabajo de ayuda es un trabajo político, como lo demuestra el caso de Brother’s Brother, que supuestamente cubre el vacío del gobierno. Como siempre lo ha hecho, la intervención de ayuda cambia quién tiene el poder y el dinero, interviene en procesos históricos a largo plazo y su sensibilidad a estos efectos dará forma a sus consecuencias. Puede que Daniel Amoateng no sea con quien el Departamento para el Desarrollo Internacional o la Organización Mundial de la Salud quieran trabajar en una crisis sanitaria como la del Ébola, pero comprender su papel durante la emergencia (y los diversos papeles de los portavoces populares como él a través de las diferentes creencias) es absolutamente necesario para un desarrollo eficaz.

Ben Walker fue estudiante de doctorado financiado por Wellcome Trust en el Centre for Global Health Histories de la Universidad de York. Se graduó con una licenciatura en Historia y una maestría en Estudios Africanos de la Universidad de Cambridge. Su trabajo examina cuestiones relacionadas con la religión, la salud y la ayuda en la historia del siglo XX, y en particular en Ghana.

Esta publicación fue traducida al español del texto original en inglés. Si lee algún error o desea darnos su opinión sobre esta traducción, contáctenos aquí: https://scienceandbeliefinsociety.org/contact-us/